ricardo dominguez on 25 Mar 2001 15:14:50 -0000 |
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[nettime-lat] Entrevista_a_Marcos_de_García_Márquez_y_Roberto_Pombo |
Entrevista_a_Marcos_de_García_Márquez_y_Roberto_Pombo > Date: Sun, 25 Mar 2001 13:24:26 +0200 > > http://www.uol.com.co/revistas/cambio.htm > > Habla Marcos > > Gabriel García Márquez, Ciudad de México > > Gabriel García Márquez y Roberto Pombo lo > entrevistan en México. > > El subcomandante Marcos llegó en 1984 a la selva > lacandona de Chiapas, en el > sureste de México, y allí vivió durante 17 años con > las comunidades > indígenas tzotziles y tzeltales hasta el 11 de marzo > pasado, cuando la > marcha que encabezó y que cruzó medio país remató > con una manifestación > gigantesca en la Plaza de la Constitución -mejor > conocida como el Zócalo- de > Ciudad de México. > > En ese lugar, cargado de un enorme peso histórico, > el jefe del Ejército > Zapatista de Liberación Nacional, sin un arma > encima, hizo oficial la > decisión de su movimiento de hacer política por las > buenas. Desde ese día > los mexicanos tienen el alma en vilo, pues saben que > en buena medida el > destino del país depende del éxito o del fracaso de > las gestiones de este > misterioso hombre encapuchado y del puñado de > comandantes que componen su > estado mayor. Su misión es lograr la aprobación de > una ley de derechos para > los indígenas y sentar al Gobierno de Vicente Fox, > cara a cara, en una mesa > de negociación. > > Marcos se instaló con su gente en la Escuela > Nacional de Antropología e > Historia (ENAH), al sur de la ciudad, cuyos salones > de clase improvisados > como dormitorios y recintos de reuniones se han > convertido en el centro de > la atención de la opinión pública mundial, debido a > la importancia de sus > inquilinos actuales y a la catarata de noticias de > implicaciones definitivas > que se generan allí minuto a minuto. > > El subcomandante de los zapatistas no había logrado > que el Congreso le > permitiera exponer su criterio sobre la ley de los > indígenas ante los > diputados en pleno, pues la división de opiniones en > todos los partidos > políticos impedía alcanzar cualquier consenso frente > al tema. Al final, el > jueves, se abrió una luz de esperanza cuando el > Congreso aprobó, en una > votación apretada, la propuesta de oirlo. Entre > tanto, Marcos y el > presidente Fox buscaban sin éxito ponerse de acuerdo > sobre cuál es la mejor > manera de dar el primer paso para iniciar en firme > el proceso de > conversaciones de paz entre la guerrilla y el > Gobierno. > > La semana pasada terminó en un suspenso tremendo. > Antes de la decisión del > Congreso, los zapatistas habían anunciado su > determinación de regresar a > Chiapas por considerar que la clase política se > estaba cerrando al diálogo, > y para atajarlos Fox había respondido con la orden > de levantar los puestos > de vigilancia militar en la zona del conflicto y con > el anuncio de que > liberaría al resto de los guerrilleros que aún están > en prisión. El temor > que generaba el ingreso zapatista a Ciudad de México > para exigir los > derechos de los indígenas parecía haber sido > superado por la inquietud que > producía la posibilidad de que regresaran a su > tierra con las manos vacías. > > A través de una cadena de mensajes con amigos > comunes, el subcomandante > Marcos aceptó hablar con los periodistas de CAMBIO. > La cita era a las 9:30 > de una noche de la semana pasada. La entrada > principal de la Escuela de > Antropología está protegida por agentes de la > policía, y un grupo de > estudiantes, que hace guardia las 24 horas del día, > vigila los salones de > clase donde están los zapatistas. Después de > atravesar los dos anillos de > seguridad, llegamos al lugar de la reunión donde no > había más que una mesa y > tres sillas. Cinco minutos más tarde llegó Marcos y > habló con nosotros. > > CAMBIO: Después de siete años de que el Ejército > Zapatista de Liberación > Nacional anunció que un día entrarían triunfantes a > Ciudad de México, usted > entra a la capital y encuentra el Zócalo > completamente lleno. ¿Qué sintió al > subirse a la tarima y ver ese espectáculo? > > Subcomandante Marcos: Siguiendo la tradición > zapatista de anticlímax, el > peor lugar para ver una manifestación en el Zócalo > es el templete. Había > mucho sol, mucho smog, teníamos dolor de cabeza y > estábamos muy preocupados > contando a las personas que se iban desmayando > delante de nosotros. Yo le > comentaba a mi compañero, el comandante Tacho, que > debíamos apurarnos porque > cuando empezáramos a hablar nosotros no iba a quedar > nadie en la plaza. No > alcanzaba a verse toda la extensión. La distancia > que teníamos por seguridad > respecto a la gente, era una distancia también > emotiva, y no nos enteramos > de lo que pasó en el Zócalo hasta cuando leímos las > crónicas y vimos las > fotos al día siguiente. En ese sentido, y ya > valorando sobre lo que otros > nos dicen que fue, sí pensamos que fue la > culminación de una etapa, que > nuestro discurso, nuestra palabra en ese día era la > apropiada y la más > acertada, que desconcertamos a sectores que hubieran > esperado que fuéramos a > tomar el Palacio o a llamar a una insurrección > generalizada. Pero también a > los que pensaban que nuestro discurso se iba a > limitar a la cuestión poética > o lírica. Creo que el balance conseguido fue > suficiente y que de una u otra > forma el Ezln estaba hablando en el Zócalo el 11 de > marzo, pero no del 2001, > sino que estaba hablando de algo que estaba todavía > por completarse: ese > sentimiento que significa que la derrota definitiva > del racismo se convierta > en una política de Estado, en una política > educativa, en un sentimiento de > toda la sociedad mexicana. Como que eso ya está > resuelto ahí, pero falta > todavía algún trecho. Como decimos los militares, la > batalla estaba ganada, > pero todavía había algunos combates que dar. Creo, > finalmente, que el Zócalo > del día 11 de marzo nos decía que había sido > acertado dejar las armas a un > lado, que no era eso lo que provocaba que tuviéramos > interpelación con la > sociedad, que la apuesta a una movilización pacífica > era correcta y que daba > resultados. Falta que el Estado mexicano lo > entienda, que el Gobierno en > concreto lo entienda. > > "El 11 de marzo nos dijo que fue acertado dejar las > armas a un lado, que la > apuesta a una movilización pacífica era correcta". > > C.- Usted utilizó la expresión "como decimos los > militares". Para los > colombianos que hemos oído a nuestra guerrilla, el > suyo no suena como un > discurso militar. ¿Qué tanto de militares tienen > usted y su movimiento, y > cómo describe la guerra en la que ha luchado? > > SM.- Nosotros nos hicimos dentro de un ejército, el > Zapatista de Liberación > Nacional. La estructura es militar. El subcomandante > Marcos es el jefe > militar de un ejército. En todo caso nuestro > ejército es un ejército muy > otro porque lo que se está proponiendo es dejar de > ser ejército. El militar > es una persona absurda que tiene que recurrir a las > armas para poder > convencer al otro de que su razón es la razón que > debe proceder, y en ese > sentido el movimiento no tiene futuro si su futuro > es el militar. Si el Ezln > se perpetúa como una estructura armada militar, va > al fracaso. Al fracaso > como una opción de ideas, de posición frente al > mundo. Y lo peor que le > podría pasar, aparte de eso, sería que llegara al > poder y se instalara como > un ejército revolucionario. Para nosotros sería un > fracaso. Lo que sería un > éxito para una organización político-militar de las > décadas del 60 y del 70, > que surgió con los movimientos de liberación > nacional, para nosotros sería > un fracaso. Nosotros hemos visto que finalmente esas > victorias eran fracasos > o derrotas ocultas detrás de su propia máscara. Que > lo que estaba pendiente > siempre era el lugar de la gente, de la sociedad > civil, del pueblo. Que > finalmente es una disputa entre dos hegemonías. Está > un poder opresor que > desde arriba decide por la sociedad, y un grupo de > iluminados que decide > conducir al país por el buen rumbo y desplaza a ese > otro grupo del poder, > toma el poder y también decide por la sociedad. Para > nosotros esa es una > lucha de hegemonías, y siempre hay una buena y una > mala: la que va ganando > es la buena y la que va perdiendo es la mala. Pero > para el resto de la > sociedad, las cosas no están cambiando en lo > fundamental. En el Ezln llega > un momento en que se ve rebasado por lo que es el > zapatismo. La E de la > sigla queda empequeñecida, con las manos amarradas, > de tal forma que para > nosotros no sólo no significa una carga movilizarnos > sin armas, sino que en > cierto sentido también es un alivio. De hecho, la > fajilla pesa menos que > antes y sentimos que pesa menos la parafernalia > militar que necesariamente > lleva un grupo armado a la hora del diálogo con la > gente. No se puede > reconstruir el mundo, ni la sociedad, ni reconstruir > los estados nacionales > ahora destruidos, sobre una disputa que consiste en > quién va a imponer su > hegemonía en la sociedad. El mundo y en concreto la > sociedad mexicana, está > compuesto por diferentes, y la relación se tiene que > construir entre esos > diferentes con base en el respeto y la tolerancia, > cosas que no aparecen en > ninguno de los discursos de las organizaciones > político-militares de las > décadas del 60 y del 70. La realidad ha llegado a > pasar la cuenta como > siempre ocurre, y para los movimientos armados de > liberación nacional el > costo de la factura ha sido muy alto. > > "Creer que podemos hablar por otros más allá de > nosotros es masturbación > política". > > C.- Usted parece tener diferencias con la izquierda > tradicional también en > cuanto a los sectores sociales que los grupos > representan. ¿Eso es así? > > SM.- Voy a señalar a grandes rasgos dos vacíos de la > izquierda > latinoamericana revolucionaria. Uno de ellos es el > de los pueblos indios, de > los que somos partícipes, y otros son los grupos > supuestamente minoritarios. > Aunque si todos nos quitáramos el pasamontañas no > serían tan minoritarios, > como son los homosexuales, las lesbianas, los > transexuales. Esos sectores no > sólo son obviados por los discursos de la izquierda > latinoamericana de esas > décadas y que todavía hacen carrera en el presente, > sino que también se ha > propuesto el marco teórico de lo que entonces era el > marxismo-leninismo: > prescindir de ellos y verlos como parte del proceso > que debe ser eliminado. > El homosexual, por ejemplo, es sospechoso de > traidor, es un elemento nocivo > para el movimiento y para el Estado socialista. Y el > indígena es un elemento > de retraso que impide que las fuerzas productivas... > bla, bla, bla. Entonces > lo que corresponde es eliminar esos sectores, para > algunos en centros de > reclusión o de reeducación, y para otros su > asimilación en el proceso > productivo y su transformación en mano de obra > calificada. Proletarios, para > ponerlo en esos términos. > > C.- Los guerrilleros suelen hablar en nombre de las > mayorías. Sorprende que > en su discurso usted habla en nombre de las > minorías, cuando podría hablar > del pueblo pobre o explotado. ¿Por qué lo hace? > > SM.- Toda vanguardia se supone que es representante > de la mayoría. En > nuestro caso pensamos que eso no sólo es falso sino > que, en el mejor de los > casos, no va más allá de un buen deseo, y en el peor > de los casos es un > claro ejercicio de suplantación. A la hora en que se > ponen en juego las > fuerzas sociales, se da cuenta de que la vanguardia > no es tan vanguardia y > de que los representados no se reconocen en ella. A > la hora en que el Ezln > está renunciando a ser vanguardia, está reconociendo > su horizonte real. > Creer que podemos hacer esto, que podemos hablar por > éstos más allá de > nosotros, es masturbación política. Y en algunos > casos ni siquiera es eso > porque ni siquiera se siente el placer del onanismo. > Apenas el que se puede > obtener en los panfletos que finalmente uno es el > mismo que los consume. > Estamos tratando de ser honestos con nosotros mismos > y alguien puede decir > que es un asunto de bondad humana. No. Podemos ser > incluso cínicos y decir > que ser honestos nos ha dado resultado cuando > decimos que sólo representamos > a las comunidades indígenas zapatistas de una zona > del sureste mexicano. > Pero nuestro discurso ha logrado tocar el oído de > mucha gente más. Hasta ahí > llegamos. No más. En todos los discursos que fuimos > soltando a lo largo de > esta marcha le estábamos diciendo a la gente y nos > estábamos diciendo a > nosotros mismos que no podíamos ni debíamos empezar > a encabezar o a > abanderar las luchas que íbamos tocando. Nosotros > suponíamos que el México > de abajo estaba muy a flor de piel, que había muchas > injusticias, muchos > reclamos, muchas heridas... En nuestras cabezas > hacíamos la imagen de que > cuando nuestra marcha iniciara teníamos que llevar > un arado para ir > levantando la tierra y que esto fuera surgiendo. > Nosotros teníamos que ser > honestos y decirle a la gente que no veníamos a > encabezar nada de eso. > Veníamos a encabezar esta demanda y con base en ésta > se podían encadenar > otras. Pero ésa es otra historia. > > "Si el Ezln llegara al poder y se instalara como un > ejército revolucionario, > para nosotros sería un fracaso". > > C.- ¿Los discursos de su marcha se fueron > construyendo pueblo por pueblo > hasta llegar al de Ciudad de México, o los diseñó > desde el comienzo para ser > dichos de esa forma, y que el último no fuera > necesariamente el más fuerte? > > SM.- Mire, está la versión oficial y la versión > real. La oficial es que nos > dimos cuenta en ese momento de que los teníamos que > hacer, y la versión real > es que el discurso se fue construyendo en estos > siete años. Llega un momento > en que el zapatismo del Ezln es rebasado ya por > muchas cosas. Estamos > respondiendo no a lo que éramos antes de 1994, > tampoco a lo que fuimos en > los primeros días de 1994 cuando estábamos > combatiendo, sino que sentimos > que hemos ido adquiriendo una serie de compromisos > éticos a lo largo de > estos siete años. Lo que ocurrió es que pretendiendo > llevar un arado, que > finalmente no lo conseguimos a la hora de la hora, > bastaba el propio > batallar de la planta del pie cuando íbamos > caminando para que esto fuera > brotando. En cada plaza les fuimos diciendo a todos: > "no venimos a > dirigirlos, no venimos a decirles qué hacer sino que > venimos a pedirles > ayuda". Aún así, a lo largo de la marcha recibimos > legajos de reclamos que > venían desde antes de la revolución mexicana en > espera de que alguien > resuelva el problema. Si pudiéramos resumir el > discurso de la marcha > zapatista hasta hoy, sería: "Nadie lo va a hacer por > nosotros". Hay que > cambiar las formas organizativas, e incluso rehacer > el quehacer político > para que esto sea posible. Cuando decimos "no" a los > líderes, en el fondo > también estamos diciendo "no" a nosotros. > > C.- Usted y los zapatistas están en la cima de su > prestigio, acaba de caer > el PRI en México, hay un proyecto de ley en el > Congreso que crea un estatuto > indígena, y puede empezar la negociación que usted > plantea. ¿Cómo ve el > panorama? > > SM.- Como una lucha y una disputa entre un reloj que > chequea el horario de > ingreso de los empleados de una empresa, que es el > reloj de Fox, y el > nuestro que es un reloj de arena. La disputa es > entre que nosotros nos > acomodemos a ese reloj de chequeo y Fox se acomode > al reloj de arena. No va > a ser ni uno ni otro. Tenemos que entender, él y > nosotros, que tenemos que > construir otro reloj de común acuerdo, y que ese es > el reloj que va a marcar > el ritmo del proceso de diálogo y finalmente el de > la paz. Estamos en el > terreno de ellos, el de la sede del poder político, > donde la clase política > está en el medio en donde se desarrolla. Estamos con > una organización > perfectamente ineficaz a la hora de hacer política, > al menos esa política. > Somos torpes, balbuceantes y con buena voluntad. Del > otro lado están los que > manejan bien esos códigos. Es, otra vez, una disputa > entre si el quehacer > político va a ser el que dicte la clase política o > el que nosotros traemos. > Pienso, otra vez, que no va a ser ni uno ni otro. > Cuando hicimos la guerra > tuvimos que desafiar al Gobierno y ahora para > construir la paz tenemos que > desafiar no sólo al Gobierno sino a todo el Estado > mexicano. No hay una mesa > para sentarse a dialogar con el Gobierno. La tenemos > que construir. El reto > es que tenemos que convencer al Gobierno de que > tenemos que hacer esa mesa, > que debe sentarse y que va a ganar. Y que si no lo > hace va a perder. > > C.¿Quiénes deben estar en esa mesa? > > SM.- Por un lado el Gobierno y por el otro nosotros > > "Nosotros no tenemos entre nuestros sueños húmedos > una foto con Vicente Fox" > . > C.- ¿Fox no está aceptando de hecho esa mesa cuando > dice que quiere hablar > con usted, y que lo recibe en Palacio o que hablan > en el lugar que usted > escoja? > > SM.- Lo que él está diciendo es que quiere su parte > del pastel mediático, > porque no se ha convertido esto en un proceso de > diálogo y negociación sino > en una carrera de popularidad. Lo que quiere Fox es > conseguir la foto para > garantizar su presencia en los medios de > comunicación. El proceso de paz no > se construye con un evento coyuntural sino con un > diálogo. Ese proceso no se > construye con fotos, sino dando señales, sentándose > y dedicándose a eso. > Nosotros estamos dispuestos a hablar con Fox, si él > se va a responsabilizar > del diálogo y la negociación hasta que termine. Pero > nosotros le > preguntaríamos: ¿entonces, quién va a gobernar al > país durante el tiempo en > que esté reunido con nosotros, que será un proceso > arduo? Bueno, qué les voy > a decir yo a los colombianos de eso, si saben que > los procesos de > negociación y diálogo de un conflicto armado son > escabrosos y que no es > posible que el jefe del Ejecutivo se dedique de > tiempo completo a eso. Que > nombre un comisionado y sobre ese comisionado lo > podemos construir. No hay > afán. Nosotros no tenemos entre nuestros sueños > húmedos una foto con Vicente > Fox. > > C.- En ese proceso tan largo, ¿va a seguir así, > vestido de guerrillero en un > recinto universitario? ¿Cómo es un día suyo? > > SM.- Me levanto, doy entrevistas y llega la hora de > volver a dormir (risas). > Hacemos interlocución con varios de estos grupos que > le he mencionado. Un > montón de mundos o submundos -depende de cómo estén > perseguidos y > marginados- que el discurso zapatista ha tocado. Lo > que estamos haciendo es > tener dos mesas y una de esas sillas giratorias y de > rueditas que había > cuando yo era joven. Estamos en este momento en una > mesa con el Congreso de > la Unión y en otra mesa con las comunidades de la > Ciudad de México. Pero nos > preocupa que el Congreso nos está dando el > tratamiento que le da a > cualquiera que pide ser atendido y le dicen que > espere porque están > atendiendo otros asuntos. Si esto es así, son muchas > cosas las que se > lastiman porque no sólo está en juego el > reconocimiento de los derechos > indígenas. Sería una carambola mala porque los > golpeados serían muchos. La > gente no va aceptar que la volteen a mirar sólo en > la fecha electoral. > Además sería una señal para los otros grupos > político-militares más > radicales, que han crecido con la bandera de que la > negociación política es > una claudicación. > > C.- Entre paréntesis, dice usted que había sillas > giratorias cuando era > joven. ¿Cuántos años tiene? > > SM.- Yo tengo 518 años...(risas). > > C.- ¿El diálogo que ustedes proponen busca la > creación de nuevos mecanismos > de participación popular para la toma de decisiones > o están detrás de > decisiones de Gobierno que consideran necesarias > para el país? > > SM.- El diálogo significa simplemente acordar las > reglas para que la disputa > que se da entre ellos y nosotros sea en otro > terreno. Lo que está en la mesa > del diálogo no es el modelo económico. Lo que está > en juego es cómo nos > vamos a disputar eso. Es algo que Vicente Fox tiene > que entender. Nosotros > no nos vamos a hacer foxistas en la mesa. Lo que la > mesa tiene que construir > es que este pasamontañas salga con dignidad y que ni > yo ni nadie tenga que > regresar a llenar esto de parafernalia militar. El > reto es que no sólo > tenemos que construir la mesa, sino que tenemos que > construir al > interlocutor. Tenemos que construirlo como un hombre > de Estado y no como > producto de la mercadotecnia o del diseño de los > especialistas de imagen. No > es fácil. Era más fácil la guerra. Pero con la > guerra lo que es irremediable > es mucho mayor. En la política siempre se puede > remediar. > > "El proceso no se construye con fotos, sino dando > señales, sentándose y > dedicándose a eso". > > C.- Su indumentaria es extraña: un pañuelo raído > amarrado al cuello y una > gorra deshecha. Pero a la vez lleva una linterna que > aquí no necesita, un > aparato de comunicaciones que se ve muy sofisticado > y tiene un reloj en cada > muñeca. ¿Son símbolos? ¿Qué significa todo eso? > > SM.- La linterna es porque nos tienen metidos en un > hueco donde no hay luz y > el radio es para que mis asesores de imagen me > dicten las respuestas a las > preguntas de los periodistas. No. En serio. Este es > un walkie talkie > comunicado con seguridad y con nuestra gente en la > selva para que nos > comuniquen si hay algún problema. Hemos recibido > varias amenazas de muerte. > El paliacate (pañuelo) era rojo y nuevo cuando > tomamos San Cristóbal de las > Casas hace siete años. Y la gorra es con la que > llegué a la selva lacandona > hace 18 años. Con un reloj llegué a esa selva y el > otro es de cuando empezó > el alto el fuego. Cuando las dos horas coincidan > significa que se acabó el > zapatismo como ejército y que siguen otra etapa, > otro reloj y otro tiempo. > > C.- ¿Cómo ve a la guerrilla colombiana y en general > el conflicto armado de > nuestro país? > > SM.- Desde acá veo muy poco. Lo que dejan filtrar > los medios de > comunicación: el proceso de diálogo y negociación > que tienen ahora, las > dificultades que surgen en ese proceso. Por lo que > alcanzo a ver es un > proceso de diálogo muy tradicional, no es novedoso. > Están sentados los dos a > la mesa y los dos están poniendo al mismo tiempo en > juego sus fuerzas > militares para construir posiciones ventajosas en la > mesa. O al revés, > porque no sabemos qué tiene cada quien en la cabeza. > A lo mejor la mesa está > produciendo situaciones ventajosas para los > enfrentamientos militares. No > hacemos mucho caso sobre las acusaciones de ligas > con el narcotráfico porque > no sería la primera vez que se le acusa a alguien de > esas cosas y luego > resulta que no es cierto. Dejamos el beneficio de la > duda. No lo calificamos > como bueno o malo, pero sí tomamos distancia como lo > hacemos con otros > grupos armados en México en cuanto que consideramos > que no es ético que todo > se valga por el objetivo del triunfo de la > revolución. Todo, incluyendo > llevarse entre las patas a civiles, por ejemplo. No > es ético que la toma del > poder cubra de bondad las acciones de cualquier > organización revolucionaria. > No creemos eso de que el fin justifica los medios. > Finalmente nosotros > pensamos que el medio es el fin. Construimos nuestro > objetivo a la hora en > que vamos construyendo los medios por los que vamos > luchando. En ese > sentido, el valor que le damos a la palabra, a la > honestidad y a la > sinceridad es grande, aunque a veces pequemos de > ingenuos. Por ejemplo, el > 1° de enero de 1994, antes de atacar al Ejército, > nosotros le dijimos que lo > íbamos a atacar. No nos creyó. A veces nos da > resultado y a veces no. Pero a > nosotros nos satisface que, como organización, nos > vayamos construyendo una > identidad. > > C.- ¿Usted cree posible negociar la paz en medio de > la guerra como sucede en > Colombia? > > SM.- Es muy cómodo y muy irresponsable opinar desde > acá sobre lo de allá. Un > proceso de diálogo y negociación no tiene éxito si > las partes no renuncian a > vencer. Si una de las partes utiliza el proceso de > diálogo como un tour de > force para ver quién derrota al contrario, el > proceso de diálogo va a > fracasar tarde o temprano. En ese caso, el terreno > de la confrontación > militar se está trasladando a la mesa. Para que el > diálogo y la negociación > tengan éxito necesitan partir los dos del precedente > de que no pueden vencer > al contrario. Hay que construir una salida que > signifique la victoria para > los dos, y en el peor de los casos que signifique > una derrota para los dos. > Pero que no siga la confrontación como está. Claro > que es difícil, sobre > todo en movimientos que tienen muchos años como es > el caso de la guerrilla > colombiana. Hay mucho ya lastimado de uno y otro > lado y muchas deudas > pendientes, pero creo que nunca es tarde para > intentarlo. > > "Para que la negociación tenga éxito las partes > necesitan partir del > precedente de que no pueden vencer al contrario". > > C.- ¿Todavía, en medio de todos esos rollos, tiene > tiempo para leer? > > SM.- Sí porque si no... ¿qué hacemos? En los > ejércitos de antes, el militar > aprovechaba el tiempo para limpiar su arma y > rehacerse de parque. En este > caso, como nuestras armas son las palabras, tenemos > que estar pendientes de > nuestro arsenal a cada momento. > > "Lo más que llegaron a decirme fue que era un > rabanito: rojo por fuera y > blanco por dentro". > > C.- Todo lo que dice, la forma en que lo dice y el > contenido, demuestran una > formación literaria muy seria y muy antigua. ¿Cómo > se hizo y de dónde salió? > > SM.- Tiene que ver con lo que fue nuestra niñez. En > nuestra familia la > palabra tenía un valor muy especial. La forma de > asomarse al mundo era a > través del lenguaje. No aprendimos a leer en la > escuela sino leyendo los > periódicos. Mi padre y mi madre nos metían > rápidamente a leer libros que te > permitían asomarte a otras cosas. De una u otra > forma adquirimos la > conciencia del lenguaje como una forma no de > comunicarnos sino de construir > algo. Como si fuera un placer más que un deber. > Cuando viene la etapa de las > catacumbas, frente a los intelectuales burgueses, la > palabra no es lo más > valorado. Queda relegado a un segundo plano. Es > cuando llegamos a las > comunidades indígenas, cuando el lenguaje llega como > una catapulta. Te das > cuenta de que te faltan palabras para expresar > muchas cosas y eso obliga a > un trabajo sobre el lenguaje. Volver una y otra vez > sobre las palabras para > armarlas y desarmarlas. > > C.- ¿No será al contrario? ¿No será que ese manejo > de la palabra es lo que > permite esa nueva etapa? > > SM.- Pasa como en una licuadora. No sabes qué fue lo > que le aventaste > primero, y lo que se tiene es el coctel. > > "No es ético que todo se valga por el objetivo del > triunfo de la revolución, > incluyendo llevarse entre las patas a civiles". > > C.- ¿Podemos hablar de esa familia? > > SM.- Era una familia de clase media. El padre, el > jefe de familia, era > maestro de escuela rural en la época del cardenismo > cuando, como decía él, a > los maestros les cortaban las orejas por comunistas. > Mi madre, también > maestra rural, finalmente cambia de lugar y se hace > a una familia de clase > media. Quiero decir que era una familia sin ninguna > dificultad. Todo esto en > provincia, donde el horizonte cultural es la página > de sociales de un > periódico. El mundo de afuera o el gran mundo era la > Ciudad de México y sus > > librerías, porque eso era el gran atractivo de > llegar acá. Eventualmente > había ferias del libro en provincia, y ahí era donde > podíamos conseguir > algo. García Márquez, Fuentes, Monsiváis, Vargas > Llosa (independientemente > de cómo piense) para mencionar algunos a grandes > rasgos, entran a través de > mis padres. Nos ponen a leerlos. Cien años de > soledad era para explicar lo > que era la provincia en ese entonces. La muerte de > Artemio Cruz, lo que > había pasado con la revolución. Días de guardar, lo > que estaba pasando en la > clase media. De alguna forma era nuestro retrato > pero desnudo, La ciudad y > los perros. Todas esas cosas estaban ahí. Estábamos > saliendo al mundo de la > misma forma en que estábamos saliendo a la > literatura. Yo creo que eso nos > marcó. No nos asomábamos al mundo a través de un > cable noticioso sino a > través de una novela, un ensayo o un poema. Eso nos > hizo muy otros. Ese fue > el cristal que mis padres pusieron, como otro puede > poner el cristal de los > medios de comunicación, o un cristal negro para que > no se vea qué está > pasando. > > C.- ¿En dónde está El Quijote en medio de todas esas > lecturas? > > SM.- Me regalaron un libro cuando cumplí 12 años, > hermoso, de pasta dura. > Era Don Quijote de la Mancha. Yo lo había leído pero > en esas ediciones > juveniles. Era un libro caro, un regalo muy especial > que por ahí debe estar > esperando. Shakespeare es el que llega después. Pero > si pudiera dar el > orden, diría que en literatura entra primero lo que > se llamó como el boom > latinoamericano, luego Cervantes, luego García Lorca > , y ahí viene una etapa > de poesía. De manera que usted (señala a García > Márquez) es corresponsable > de todo esto. > > C.- ¿Los existencialistas y Sartre pasaron por ahí? > > SM.- No. Llegamos tarde a todo eso. Propiamente a la > literatura existencial > y antes de ella a la literatura revolucionaria, > llegamos ya muy maleados, > como dirían los ortodoxos. De modo que a Marx y a > Engels les entramos muy > viciados por la literatura, su sarcasmo y su humor. > > C.- ¿No había lecturas de teoría política? > > SM.- En la primera etapa, no. Del A, B, C, D pasamos > a la literatura y de > ahí a los textos teóricos y políticos hasta que va > entrando uno a la > preparatoria. > > C.- ¿Creían sus compañeros que era o podía ser > comunista? > > SM.- No, creo que no. Tal vez lo más que llegaron a > decirme fue que era un > rabanito: rojo por fuera y blanco por dentro. > > "No hay mejor forma para entender el sistema > político mexicano en su parte > trágica y en su parte cómica que Hamlet, Macbeth y > El Quijote". > > C.- ¿Qué está leyendo ahora? > > SM.- El Quijote es el que está de cabecera y por lo > regular cargo el > Romancero Gitano de García Lorca. El Quijote es el > mejor libro de teoría > política, seguido de Hamlet y Macbeth. No hay mejor > forma para entender el > sistema político mexicano en su parte trágica y en > su parte cómica: Hamlet, > Macbeth y El Quijote. Mejor que cualquier columna de > análisis político. > > C.- ¿Usted escribe a mano o en computadora? > > SM.- En computadora. Sólo en esta marcha tuve que > escribir mucho a mano > porque no había tiempo de trabajar. Hago un > borrador, después otro y otro y > otro. Parece broma, pero es por ahí del séptimo > cuando sale. > > C.- ¿Qué libro está escribiendo? > > SM.- Estaba intentando escribir un despropósito, que > es tratar de > explicarnos a nosotros mismos desde nosotros mismos, > que es casi imposible. > Lo que nosotros tenemos que contar es la paradoja > que somos. Por qué un > ejército revolucionario no se plantea la toma del > poder, por qué un ejército > no combate si ese es su trabajo. > Todas las paradojas que hemos enfrentado: que > hayamos crecido y nos hayamos > hecho fuertes en un sector que está completamente > alejado de los canales > culturales. > > C.- Si todo el mundo sabe quién es usted, ¿para qué > el pasamontañas? > > SM.- Un dejo de coquetería. No saben quién soy, pero > además no les importa. > Lo que se está jugando aquí es lo que es y no lo que > fue el subcomandante > Marcos. _______________________________________________ nettime-lat mailing list nettime-lat@nettime.org http://www.nettime.org/cgi-bin/mailman/listinfo/nettime-lat