Grano de Arena on Tue, 18 Sep 2001 15:16:22 +0200 (CEST) |
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[nettime-lat] [ATTAC] INFORMATIVO 106 - SALAM ALEIKUM |
EL GRANO DE ARENA Correo de información ATTAC n°106 Miercoles, 19/09/2001 ______________________________ Suscriptores: 6 569 Gracias por hacer circular y difundir esta información. Para suscribirse o desuscribirse http://attac.org/listes.htm Este correo informativo ha sido elaborado por el equipo de colaboradores espontáneos de "El Grano de Arena". informativo@attac.org RTF : http://attac.org/attacinfoes/attacinfo106.zip PDF : http://attac.org/attacinfoes/attacinfo106.pdf ____________________________________________________________ En este número. Síntesis 1.- Salam Aleikum: A modo de editorial, unas palabras introductorias que intentan explicar la intención del título de este Grano de Arena. 2.- Siga llorando, Sr. Bush: Con su estilo a la vez mordaz y profundo, Michael Moore (escritor y cineasta norteamericano) nos cuenta en tres cartas su experiencia relacionada con el atentado. 3.- El bombardeo de Irak: Puesto que la memoria es un deber, es importante recordar en estos días un acto de terrorismo llevado a cabo por un Estado que se pretende el guardián de la llama de la libertad y las oportunidades. Este horroroso atentado terrorista fue llevado a cabo en la más absoluta impunidad, sus responsables no escondieron la mano e inclusive reconocieron frente a la CNN su despreciable acto. 4.- Tras los sucesos trágicos de Nueva York y Washington: Un comunicado de ATTAC Francia sobre los hechos del martes 11 de setiembre. 5.- ¿El Imperio contraataca? ¿Contra quién?: La opinión del sociólogo brasileño Emir Sader, quien sitúa los atentados en un contexto amplio y analiza las posibles consecuencias de los mismos. 6.- Los hooligans están sueltos: Otro análisis desde el Brasil, esta vez de Marcelo Coelho, de la Folha de Sao Paulo y a quien le deseamos sinceramente no ser pariente de Paulo. ______________________________ 1.- Salam Aelikum ____________________________________________________________ En estos días se escucharon muchas cosas. Desde algunos medios se atacó a quienes recordaron los coqueteos de Washington con el terrorismo y el empleo del mismo en situaciones concretas como si hubiesen sido los autores del atentado. Incluso algunos de los heraldos del neoliberalismo aprovecharon para reclamar la profundización de las políticas que ellos defienden puesto que la recesión sería ahora inminente y que, por supuesto, la única manera de evitarla es desregulando, privatizando y liberalizando. Pero quizá lo más inmediatamente preocupante sea el llamado de resonancias fundamentalistas para lanzar una cruzada contra la caricatura que algunos han creado del islamismo. Resulta curioso que la única potencia indiscutida tenga un enemigo invisible y terrible, pero que además, vive en una carpa en el desierto. Es francamente orwelliano el hecho de que los EEUU siempre tengan un enemigo a mano y que sus alianzas se hagan y deshagan, pero la guerra siempre continúe. El título de este número del Grano de Arena pretende ser un llamado a la sensatez. La respuesta a tantas muertes no puede, no debe implicar más muertes. Los bombardeos, por precisos que sean, siempre ocasionan lo que la OTAN se complace en denominar eufemísticamente "daños colaterales". Detrás de estos daños colaterales hay hombres y mujeres que ríen, lloran y hacen el amor. De ningún modo debe satisfacerse el capricho de venganza de un presidente que ni siquiera fue electo por su pueblo. Recordemos además que Bush fue apoyado por la industria militar, que seguramente descorchó más de una botella de champagne al conocer el atentado del martes. Por horroroso que parezca, dentro de la lógica neoliberal el beneficio económico nunca es malo y el dinero no huele. Las industrias que abastecen al Pentágono no tendrán ningún reparo en ver sus ventas y sus acciones subir ante la eventualidad de un conflicto de largo aliento. Y las 5.000 víctimas del martes se convertirán entonces en meros sacrificios humanos en el altar de la ganancia de estas empresas. Los otros, los que no se ven en CNN y no tienen rostro ni nombres serán, claro, daños colaterales. Salam Aleikum, la paz sea con vosotros. Rodrigo Lema ATTAC Mendoza - Argentina. ______________________________ 2.- Siga llorando, Sr. Bush ____________________________________________________________ (11/09/01) Muerte, Downtown. Queridos amigos, Yo debía tomar hoy el vuelo de las 4.30pm de American Airlines de Los Ángeles a JFK (Nueva York). Pero ahora me encuentro varado en Los Ángeles, lleno de emociones muy diversas sobre lo que ocurrió en la isla en la que trabajo y vivo en Nueva York. Mi esposa y yo pasamos las primeras horas del día -después de haber sido despertados por llamados de nuestros padres a las 6.40am (hora del Pacífico)- tratando de localizar a nuestra hija en su escuela en Nueva York y a nuestra amiga JoAnn que trabaja cerca del World Trade Center. Llamé a JoAnn a su oficina. Alguien respondió en el momento en que la primera torre colapsó, y la persona que había levantado el tubo gritó y corrió, sin dejarme saber si JoAnn estaba o no viva. Fue un día enfermizo, horrible, aterrador. El 27 de diciembre de 1985 presencié un incidente terrorista en el aeropuerto de Viena - que dejó 30 muertos, allí y en el aeropuerto de Roma (las ejecuciones de pasajeros debían ocurrir en cada ciudad simultáneamente). No tengo ganas de discutir ese evento hoy porque todavía me desespera y confunde el hecho de que yo haya sobrevivido. Un hecho fortuito, un error, unos pocos pies en el asfalto y todavía estoy aquí, allá,... A salvo. Seguro. Soy un estadounidense, viviendo en los EEUU. Me gustan mis ilusiones. Paso por el detector de metales, pongo mis pertenencias en la máquina de rayos X, y sé que todos estaremos bien. He aquí una pequeña lista de mis más recientes experiencias con la seguridad en los aeropuertos: * En el aeropuerto de Newark, el abordaje se ha retrasado. El auxiliar no encuentra mi asiento. Por lo tanto, me dice "vaya y suba" - ¡sin un pase de abordaje! * En el aeropuerto de Detroit Metro, no quiero poner la comida que acabo de comprar en la máquina de rayos X por lo que le doy la bolsa al guardia mientras atravieso el detector de metales. Le digo que es solamente un sándwich, él me cree y no se molesta en verificarlo. La bolsa no ha pasado por ningún control. * En el aeropuerto de La Guardia, en Nueva York, hago subir una maleta, pero luego decido tomar un vuelo posterior. El primer avión se va sin mí pero con mi equipaje - sin que nadie sepa qué hay adentro. * En Detroit, tardo un poco en bajar del avión y el transporte que lleva a los pasajeros hasta la terminal se ha ido sin mí. Estoy solo en la pista, libre para ir adonde yo quiera. Y lo hago. Eventualmente le hago señas a un camión de mantenimiento y un mecánico me lleva hasta la terminal. * He llevado cuchillos, navajas e incluso una vez mi compañero de viaje llevó un martillo y un cincel. Nadie nos detuvo. Por supuesto, he podido hacer todo esto porque las aerolíneas consideran mi seguridad TAN importante que le pagan a sus policías de alquiler $5.75 por hora para asegurarse de que los chicos malos no suban en mi avión. Eso es lo que cuesta mi vida, menos que un cambio de aceite. ¿Demasiado duro? Bueno, sepan que un piloto de American Eagle (la compañía de cabotaje de American Airlines) gana alrededor de $15.000 por año durante su primer año. Correcto. $15.000 para la persona que tiene sus vidas en sus manos. Hasta no hace mucho, Continental Express pagaba poco más de $13.000 por año. Hubo incluso un piloto de American Eagle que tiene cuatro hijos y pudo ser seleccionado para recibir bonos de comida de la oficina de Seguridad Social. ¿Alguien que gana tan poco que puede ser candidato a ayuda de la seguridad social maneja mi avión? ¿Es real? Sí, sí lo es. Por lo tanto, ahórrenme toda la cháchara sobre las precauciones que las aerolíneas y la FAA toman. A ellos, como en todo negocio, les importa una sola cosa - el servicio mínimo y el margen de beneficio. ¿Cuatro equipos de 3 a 5 personas fueron capaces de violar la seguridad del aeropuerto el mismo día en tres aeropuertos diferentes y llevar a cabo este acto atroz? Mi única respuesta es - ¿eso fue todo? Claro, los expertos están en plena diarrea verbal, divagando sobre la "amenaza terrorista" y el tipo más temible del planeta, Osama bin Laden. Quién sabe, quizá él lo hizo. Pero hay algo que no cierra. ¿Se me pide creer que este tipo que duerme en una carpa en el desierto ha estado entrenando pilotos para que vuelen nuestros aviones más modernos y sofisticados con precisión suficiente para destruir tres blancos sin que nadie se pregunte por qué estos aviones se fueron tan lejos de su ruta? ¿O se me pide creer que habían cuatro extremistas religiosos/políticos que CASUALMENTE eran hábiles pilotos que JUSTO querían suicidarse hoy? Quizá Uds. puedan encontrar un piloto suicida que quiera morir por la causa, ¿pero cuatro? Bueno, quizá puedan, no sé. Lo que sí sé es que durante todo el día he escuchado de todo sobre este bin Laden excepto una cosa: ¡NOSOTROS creamos a este monstruo conocido como Osama bin Laden! ¿A qué escuela de terroristas fue? ¡A la CIA! No me crean porque soy yo: vi una nota en MSNBC el año pasado en la que todo salió a la luz. Cuando la Unión Soviética ocupó Afganistán, la CIA lo entrenó junto a sus amigos para cometer actos de terrorismo contra las fuerzas soviéticas. ¡Funcionó! Los soviéticos pegaron la vuelta y se fueron. Bin Laden estaba agradecido por lo que le habíamos enseñado y pensó que sería divertido usar las mismas técnicas contra nosotros. Aborrecemos el terrorismo, a menos que seamos nosotros los terroristas. Entrenamos y financiamos un grupo armado de terroristas en Nicaragua en los años 80 que mató más de 30.000 civiles. Ese fue NUESTRO trabajo. Uds. y yo. ¿Treinta mil civiles y quién carajos se acuerda de ellos? Financiamos a muchos regímenes opresivos que mataron a un montón de gente inocente y nunca dejamos que el sufrimiento humano que ESO causa interrumpa nuestra jornada en lo más mínimo. Hemos dejado huérfanos a tantos niños, decenas de miles alrededor del mundo, mediante nuestro terrorismo financiado por los contribuyentes (Chile, Vietnam, Gaza, El Salvador), que no debería sorprendernos que estos huérfanos crezcan y estén un poco trastornados por el horror que nosotros les causamos. Aun así, nuestro más reciente terrorismo doméstico no fue llevado a cabo por un tipo del desierto sino por uno de nuestros ciudadanos: un par de ex militares que detestan al gobierno federal. Hoy no escuché en ningún momento que se sugiera esta posibilidad. ¿Por qué? Quizá porque los árabes son mejores chivos expiatorios. Un ingrediente clave para poner a los estadounidenses en frenesí contra un nuevo enemigo es el elemento racial. Es mucho más fácil odiar cuando el objeto de nuestro odia no se parece mucho a nosotros. Los Congresistas y Senadores se pasaron el día pidiendo más dinero para los militares; un Senador incluso dijo en CNN que no quería escuchar que nadie pidiese dinero para educación ni salud, que nuestra única prioridad debe ser la defensa. ¿En algún momento nos daremos cuenta de que estaremos más seguros el día que el resto del mundo no tenga que vivir en la pobreza para que podamos utilizar lindas zapatillas? En sólo 8 meses, Bush consiguió que todo el mundo vuelva a odiarnos. Se retira del Acuerdo de Kyoto, nos dejó afuera de la Conferencia de Durban sobre el racismo, insiste en recomenzar la carrera armamentista. Cualquier cosa que se te ocurra, Bebé Bush lo rompió todo en pedazos. Muchas familias han sido devastadas. Esto no es justo. Nadie merecía morir. Si alguien hizo esto para tomar represalias contra Bush, lo hicieron matando miles de personas que NO VOTARON POR ÉL. Boston, Nueva York, DC, y el destino de los aviones - California - fueron lugares en los que se votó CONTRA Bush. ¿Por qué matarlos? ¿Por qué matar a nadie? Una locura. Suframos, hagamos nuestro luto, y cuando sea apropiado, examinemos nuestra contribución a este mundo tan poco seguro en el que vivimos. No tiene por qué ser así. Sinceramente, Michael Moore mmflint@aol.com (13/09/01) A través de Estados Unidos, esta noche... Queridos amigos, (...) El hombre que ocupa la Casa Blanca lloró hoy. Bien. Siga llorando, Sr. Bush. Mientras más llores, menos probable será que vaya al lado oscuro que todos tenemos en el que la rabia nos ciega y nos hace desear matar. Los amigotes de su padre y de Reagan - Eagleberger, Baker, Schultz - están pidiéndole que bombardee primero y pregunte después. NO debe hacer esto. Aunque sea para no rebajarse a este nivel de asesino serial. Sí, averigüe quién lo hizo. Sí, vele para que NUNCA vuelvan a hacerlo. Pero CONTRÓLESE, hombre. ¿"Declarar la guerra"? ¿Guerra contra quién? ¿Un tipo en el desierto al que no podemos encontrar? ¿Nos dicen nuestros líderes que el país más poderoso de la tierra no puede hacerse cargo de un único malvado? Porque si eso es lo que nos están diciendo, estamos fritos. Si no es capaz de deshacerse de este falso ZZ Top, ¿qué haríamos si fuésemos atacados por una nación de millones? ¡Por dios, llame a los israelitas y que hagan eso que hacen cuando quieren capturar a alguien! Les pagamos suficientes miles de millones cada año, estoy SEGURO de que se harán un tiempo para satisfacer a sus demandas. Pero le ruego, Sr. Bush, quédese en las lágrimas. Vaya hoy a consolar a los neoyorquinos. Dígale al alcalde, alguien que la mayoría de nosotros desprecia, que está haciendo un gran trabajo, manteniendo la moral tan alta como se puede en un momento como éste. Al estar en una ciudad que creo que ama, aun con su cáncer acompañándolo, va más allá de lo que el deber le pide. Pero no declare la guerra ni masacre más inocentes. Después del previo acto de terror de bin Laden, nuestro último presidente electo bombardeó lo que él llamó "el campamento de bin Laden" en Afganistán - pero en vez de eso sólo mató civiles. Luego bombardeó una fábrica en Sudan, diciendo que era "una fábrica de armas químicas". Resultó ser una fábrica de aspirinas. Gente inocente asesinada por nuestras fuerzas armadas. En Mayo, Ud. le dio a los Talibanes 48 millones de dólares de nuestros impuestos. Ningún país de la tierra le daría un centavo a los Talibanes, pero Ud. les regaló 48 millones de dólares porque ellos dijeron que habían prohibido todas las drogas. Puesto que su guerra contra las drogas es más importante que la guerra que los Talibanes llevan contra su propia gente, Ud. financió el régimen que le dio refugio al hombre que Ud. dice ahora que es responsable de matar a mi amigo en el avión y de matar a los amigos y familiares de miles y miles de personas. ¡Cómo se atreve a hablar de seguir matando! ¡Avergüéncese! ¡Explique su apoyo al régimen talibán! ¡Díganos por qué su padre y su amigo Reagan entrenaron a bin Laden para que se convirtiera en terrorista! ¿Estoy enojado? Claro que sí. Soy un ciudadano estadounidense, y mis líderes han usado mi dinero para financiar asesinatos en masa. Y ahora mis amigos han pagado el precio con sus vidas. Siga llorando, Sr. Bush. Vaya a Omaha, o adonde sea que Ud. va mientras otros mueren, como lo hizo durante la guerra de Vietnam y diciendo estar "cumpliendo su deber" en la Air National Guard. Nueve compañeros de secundaria murieron en esa guerra miserable. ¿Y ahora Ud. pide "unidad" para empezar otra guerra? ¡No me insulte ni a mí ni a mi país de este modo! (...) Sinceramente, Michael Moore mmlfint@aol.com www.michaelmoore.com (15/09/01) En la Tierra del Encanto. Queridos amigos, (...) Al pasar por las reservas indias de Arizona y Nuevo México uno es golpeado por la abyecta pobreza de estos lugares y recuerda los 500 años de terrorismo apoyado por el estado contra esta gente, virtualmente un genocidio. ¿Cuántos millones fueron asesinados por los colonos y los soldados? No puedo recordarlo. Pero el resultado viviente es brutalmente evidente en las casas rodantes y casillas en la vieja Ruta 66. Me sorprende el gran número de gente -tanto en la radio como aquellos con quienes nos encontramos- que están completamente en contra de cualquier respuesta militar a lo ocurrido. No importa lo que los medios digan o les muestren, estoy convencido de que la mayoría de los estadounidenses, aunque quieren justicia y ser protegidos de futuros ataques, no desean que George W. Bush empiece a parecerse al Dr. Strangelove. Hablando de Strangelove, la semana pasada comenzó con uno de los mejores reportajes de "60 minutos" en mucho tiempo. Lo dijeron todo: De cómo los EEUU - y específicamente Henry Kissinger- complotaron para hacer caer el gobierno democráticamente electo del presidente chileno a principios de los años 70. El complot fue exitoso, el presidente Allende fue asesinado y miles de chilenos fueron brutalmente torturados y asesinados. Hoy, muchos en el nuevo gobierno de Chile desearían juzgar a Kissinger por estos actos de terrorismo. ¿Piensan que los EEUU lo van a entregar? Bueno, la historia fue olvidada 48 horas después, tan rápidamente como lo fue hace 30 años. Algunos de Uds. me han escrito diciendo, por favor, Mike, no hables de esto ahora, por lo menos no justo ahora, debemos enterrar a los muertos. Estoy de acuerdo. Y pido disculpas a los que se hayan sentido ofendidos. Nadie quiere hablar de política ahora, excepto nuestros líderes en Washington. Créanme, están hablando de política día y noche, y estas discusiones tienen que ver con enviar a nuestros hijos a pelear contra un enemigo invisibles y con bombardear indiscriminadamente a los afganos o a cualquiera que piensen que hará que los estadounidenses nos sintamos mejor. Creo que tengo una responsabilidad como uno de los estadounidenses que no se siente bien para decir justo ahora lo que tiene que ser dicho: que nosotros, los Estados Unidos de América, somos culpables de cometer tantos actos de terror y de derramar tanta sangre que era hora de que nos hiciésemos una idea de la cultura de violencia en la que hemos sido participantes activos. Sé que es algo muy duro, pero si nadie lo dice, temo que pronto estaremos metidos en una guerra que no hará NADA para protegernos del próximo ataque terrorista. Mientras pasamos por el Continental Divide, Rush Limbaugh (conductor radial, ndt) especula sobre a quiénes debemos bombardear. Al terminar su programa estoy seguro de que está en camino al cuartel más cercano para alistarse, puesto que no esperará que su hijo o hija arriesguen su vida por la libertad mientras él simplemente se relaja y disfruta su nuevo contrato de 500 millones de dólares. Al llegar a Albuquerque, Kathleen hojea la guía de viaje Frommer en busca de un lugar para pasar la noche. Encuentra lo que parece ser un buen lugar cerca del Parque Nacional White Sands, pero luego lee que "ocasionalmente el camino al hotel está cerrado por pruebas de misiles en una base cercana". Sí, bienvenidos a Nuevo México, la "tierra del encanto", sólo un gran terreno de prueba auspiciado por los creadores de toda gran arma de destrucción masiva conocida por el hombre. Optamos por el Hyatt. Sinceramente, Michael Moore mmflint@aol.com www.michaelmoore.com PS. Hace tres días, me enteré por alguien de ABC News que ABC tenía un video - una toma del segundo avión chocando contra la torre - que mostraba a un caza F-16 siguiéndolo a distancia. No lo compartí con Uds. puesto que no he visto personalmente este video y no quiero contribuir a difundir rumores sin fundamente. Pero recién se supo que el gobierno admitió haber enviado cazas tan pronto supieron que los aviones estaban fuera de su ruta normal. A partir de ahora, haré saber todo lo que los que trabajan en los grandes medios no pueden informar debido a la censura. Cada vez es más claro que el avión que cayó en Pennsylvania fue bombardeado para evitar su destino. La verdad es horrorosa e insoportable, pero debe ser dicha. Un pueblo libre no puede tomar decisiones si no está informado y es mantenido en la oscuridad. Sepamos TODA la verdad AHORA. ______________________________ 3.- El bombardeo de Irak ____________________________________________________________ Un capítulo vergonzoso en la historia de EE.UU. Por Martin McLaughlin y David North 19 Diciembre 1998 Los responsables del bombardeo de Irak han escrito un capítulo vergonzoso en la historia de los EE.UU. Cientos de hombres, mujeres y niños han muerto o han sido mutilados por las bombas y misiles norteamericanos. Se espera que el número de muertos sea aún mayor. El propio Pentágono había estimado que más de 10,000 morirían en un ataque de mediana intensidad, y una cifra mucho mayor en un ataque total como el de mediados de diciembre. Poniendo de lado, por el momento, los objetivos reaccionarios que el gobierno de Clinton persigue, la enorme disparidad de fuerzas entre los EE.UU. e Irak le da un carácter siniestro y criminal a las acciones del Pentágono. El ataque se asemeja más a una ejecución organizada por una nación contra otra que a una guerra. Una ejecución donde la víctima no es un individuo atado a una silla sino la población desarmada de un país indefenso. Tanto la Casa Blanca, el Pentágono, el Congreso y, por supuesto, los medios de difusión se llenan la boca de alabanzas para "nuestros heroicos hombres y mujeres en el Golfo Persa." Pero en realidad, todo ciudadano norteamericano debería sentirse avergonzado de los que estos "héroes" están haciendo en nombre de los EE.UU. El término "heroísmo" involucra, como mínimo, un cierto elemento de riesgo y peligro. "Héroes" no son aquello que están dispuestos a matar, sino aquellos que están dispuestos a morir. En base a esta definición, la gente de Bagdad merece mucho más respeto y admiración que aquellos que los agreden desde la posición relativamente salva de sus máquinas asesinas de alta tecnología. No hay nada particularmente heroico en apretar el gatillo que lanza un misil mientras se navega en un barco en el Golfo Persa o se vuela en un bombardero B52 a más de 1,000 kilómetros de Bagdad. En la Guerra del Golfo en 1991 los soldados norteamericanos tuvieron un índice de mortalidad menor al de sus conciudadanos que se quedaron en casa. Más murieron en accidentes de tránsito que de las armas iraquíes. Y en los últimos siete años se ha reducido aún más el riesgo que enfrenta el personal militar norteamericano. Mientras que las armas norteamericanas se han sofisticado aún más, la capacidad defensiva de Irak ha sido virtualmente destruida. Más aún, los pilotos norteamericanos cuentan con la ayuda proporcionada por los inspectores de armas de las Naciones Unidas y por satélites espías que continuamente vienen fotografiando el territorio iraquí durante los últimos ocho años. En tanto a los comandantes responsables por esta sórdida operación, la historia los juzgará de una manera similar a los criminales que supervisaron el genocidio de los indios norteamericanos en las décadas de 1870 y 1880. En 50 años a nadie se le ocurrirá hacer un film de éstos comandantes como El Día más largo del Siglo, Patton o Salvando al Soldado Ryan. Uno no tiene que estar de acuerdo con la política de los personajes de la Segunda Guerra Mundial como Eisenhower, Bradley, Patton y Nimitz para reconocer que ellos, por lo menos, dirigieron ejércitos contra un enemigo que era capaz de defenderse y atacarlos. Los generales de hoy no son más que burócratas de masacres, que ascienden en el Pentágono emitiendo órdenes para destruir a gente indefensa, y luego se retiran a puestos muy bien pagados en el directorio de alguna empresa o como "consultores" de una cadena de TV comentando sobre el próximo crimen de Washington. Los horrores de la Segunda Guerra Mundial produjeron imágenes que influenciaron profundamente la conciencia política de varias generaciones. Junto a las imágenes de los campos de concentración nazis, están las de la aviación alemana, la Luftwaffe, bombardeando poblaciones indefensas en Varsovia, Rotterdam, y, el ataque más infame de todos, contra la villa vasca de Guernica. Esta última atrocidad fue transformada en el lienzo de Picasso en una expresión universalmente reconocida de repudio contra la inhumanidad del fascismo. A pesar de que los EE.UU. no sufrieron mucho los horrores de la lucha durante la Segunda Guerra Mundial, el evento que los llevó a la guerra -el bombardeo de Pearl Harbor-tuvo un profundo impacto sobre la opinión pública. Desde el punto de vista del análisis histórico hay motivo para sospechar que el gobierno de Roosevelt manipuló la situación de manera que el gobierno japonés no tuvo otra alternativa que irse a la guerra contra los EE.UU. Pero la manera como Japón inició las hostilidades -bombardeando Pearl Harbor sin aviso previo- enfureció a millones de norteamericanos. Durante décadas, la frase "ataque imprevisto" fue sinónimo de la peor forma de traición. 20 años después, en 1962, durante la crisis cubana, una de las razones de Robert Kennedy para oponerse a la invasión de Cuba fue que tal acción requería de un "ataque imprevisto" que ensuciaría la historia de los EE.UU. Y hoy, en 1998, el gobierno -sin temor a la opinión pública- abiertamente ha declarado que bombardeó Irak sin aviso previo, menos aún con una declaración de guerra. En ningún otro país supuestamente democrático está tan restringida la expresión política. La Casa de Representantes pasó una resolución apoyando el ataque con tan sólo cinco votos disidentes. Los medios de comunicación -la televisión, la radio y la prensa escrita- se encuentran totalmente integrados a la maquinaria de guerra norteamericana. No ha habido ningún intento serio de evaluar el impacto del ataque aéreo ni de comunicarle al pueblo norteamericano la aterradora realidad de la guerra moderna. Los medios de comunicación se limitan a difundir la propaganda del Pentágono, dando la apariencia de una guerra antiséptica y libre de riesgo, en la cual miles de bombas y misiles pueden caer sobre Bagdad y provocar la muerte de sólo un puñado de gente. La verdadera dimensión del ataque contra un país que ha sido reducido al hambre puede estimarse en relación a la bomba que destruyó la embajada norteamericana en Kenya. Si una bomba primitiva, que pesaba tanto como un solo misil norteamericano, pudo matar a 300 personas, ¿qué se puede esperar del impacto de miles de bombas que cayeron sobre una ciudad tan grande como Chicago? El ataque traidor del gobierno de Clinton contra Irak se llevó a cabo aprovechando la confusión política que existe dentro de la clase obrera, explotando sentimientos patrióticos y la preocupación por hijos que se unieron a las fuerzas armadas, en gran medida porque no tenían otra oportunidad económica. Pero tanto la Casa Blanca como el Pentágono están conscientes de la enorme hostilidad potencial contra una nueva guerra en el Golfo. En febrero pasado, durante el ensayo final para el ataque de diciembre, los funcionarios del gobierno fueron denunciados en un foro sobre la crisis de Irak en la Universidad Estatal de Ohio. Luego, la decisión de lanzar un ataque aéreo sin prevención alguna se hizo, no tanto como una medida táctica para sorprender a Irak, sino para presentarle al pueblo norteamericano un acto ya consumado. Para los medios de difusión norteamericanos ninguna mentira es muy grande como para no ser contada. Todos los días se publican historias en primera plana que están llenas de contradicciones. Cuando Clinton anunció el ataque, dijo que el objetivo principal eran las "armas de destrucción masiva" -armas nucleares, químicas y biológicas. Luego dijeron que ninguna de esas localidades fueron destruidas por los misiles. La razón dada por el Pentágono -una gran mentira- fue la preocupación por los civiles iraquíes, que podrían morir de los agentes químicos y biológicos. La verdadera razón es que no existen tales fábricas de armas de destrucción masiva, y los Fuerzas Armadas norteamericanas no van a desperdiciar bombas en localidades que no existen. El verdadero objetivo del bombardeo de Irak fueron armas convencionales -tropas, tanques, cañones antiaéreos- y su infraestructura industrial. Lo que el Pentágono llama "capacidad" de producir armas químicas o biológicas son plantas químicas para pesticidas, procesamiento de alimentos y manufactura que son comunes en cualquier sociedad industrial. Una ola de repugnancia se sentirá en los EE.UU. cuando se reconozca la verdadera naturaleza del ataque contra Irak. ______________________________ 4.- Tras los sucesos trágicos de Nueva York y Washington ____________________________________________________________ Por ATTAC Francia Al día siguiente de los terribles eventos que sacuden a los EEUU, ATTAC se asocia al duelo del pueblo americano. Los ataques suicidas aéreos que golpearon Nueva York y Washington constituyen un acto terrorista que no es justificable bajo ningún concepto. Este crimen, que se transforma en una prueba histórica para la nación estadounidense, y más allá de la emoción que provoca, nos recuerda procesos en marcha desde hace décadas: el estado del mundo, las desigualdades crecientes y sus crisis no resueltas, y por lo tanto la desesperación y al sufrimiento que resultan de esto. Nos recuerda también el rol particular que ocupó Estados Unidos en la escena internacional. Pero lo hace de la peor de las maneras, asimilando un pueblo a un Estado, y asesinando a miles de inocentes. Porque somos de los que, en lucha contra los desastrosos efectos sociales de las políticas neoliberales ejecutadas desde hace décadas, aspiramos a un mundo mejor, democrático, respetuoso del Otro, que asegure un futuro sostenible a los pueblos y naciones del planeta; porque pensamos que la paz está íntimamente ligada a un reparto justo de la riqueza en el mundo, condenamos firmemente los actos terroristas y particularmente los que han sido recientemente llevados a cabo en Nueva York y Washington. Y lo hacemos porque el terrorismo ha sido siempre utilizado para suspender y suprimir las libertades democráticas. París, 12 de setiembre de 2001 ATTAC France attacfr@attac.org ______________________________ 5.- ¿El Imperio contra ataca? ¿Contra quién? ____________________________________________________________ Por Emir Sader Jornal do Brasil, 12-09-01 Sesenta años después de la transmisión radial con la que Orson Wells asustó a los norteamericanos al darles la impresión de que estaban siendo invadidos por un enemigo externo que estaba destruyendo el país, los norteamericanos viven la pesadilla en carne y hueso, cuando menos lo esperaban y de la forma que menos lo esperaban. Desde el fin de la Guerra Fría, los Estados Unidos reciclaron sus arsenales para la lucha contra el terrorismo, situado en los por ellos denominados "estados ilegales" (rogue states), contra el narcotráfico y contra los enemigos políticos remanentes de la Guerra Fría - China, Cuba. De repente, un ataque en el centro de poder del país, probablemente con aviones desviados de sus propios aeropuertos - totalmente inmunes a cualquier proyecto de escudo de defensa de misiles balísticos, causa los mayores daños producidos en los EEUU, ante el desconcierto general. La primera pregunta es ¿quién?. Los antecedentes apuntan al fundamentalismo islámico, lo que supone una red de infiltración en los EEUU, al requerir la participación interna de círculos bien situados estratégicamente. La segunda hipótesis apuntaría a los grupos de ultra derecha del país, responsables de algunas acciones anteriores, aunque el tipo de armamento utilizado no posibilitaría acusarlos. En tercer lugar, la paranoia de los radicales cubanos en el exilio, que recientemente acusaran a Cuba de algunos accidentes naturales en las costas estadounidenses. Esta última hipótesis no puede ser tomada en serio. Quienquiera sea el responsable, ¿cómo reaccionarán los EEUU? ¿El Imperio contraataca? Y, en este caso, como la respuesta es positiva dados los antecedentes, la principal cuestión es ¿cómo? ¿contra quién? Las situaciones similares sirven apenas como referencia. La más importante es sin duda Pearl Harbor, el último momento en que el gobierno norteamericano consiguió cohesión interna absoluta para una acción externa de envergadura, a tal punto que tuvo como respuesta las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Durante la Guerra Fría, el empate nuclear que la caracterizó no permitió situaciones como la actual. La URSS nunca atacó a los EEUU y éstos nunca atacaron a aquélla, circunstancia por la que los EEUU ahora deben sentir nostalgia. Terminada la Guerra Fría, la circunstancia más próxima fue el ataque de los EEUU a Sudán y a Afganistán, acusándolos de connivencia con los ataques a las embajadas norteamericanas. Aun así, el ataque de los EEUU no fue contra locales del gobierno, porque no se caracterizó como una guerra contra esos gobiernos, a pesar de su fundamentalismo islámico. El ataque fue contra supuestos laboratorios que producirían productos químicos utilizados para artefactos explosivos. ¿Y ahora? ¿Declararle la guerra a quién? ¿A quién atacar? ¿Qué hacer luego de la escalada verbal belicista? Un enorme blindaje interno es previsible, tal vez en detrimento del sistema antimisiles nucleares, al darse cuenta de dónde puede existir el peligro. Pero esto no basta. La derrota de Vietnam encontró al país dividido; no todos se sintieron atacados en su autoestima por la derrota ante un pequeño país asiático productor de arroz. Este puede ser el momento en que esa autoestima necesite de una respuesta del gobierno que la recomponga. Precisamente en este momento, la imaginación de los dirigentes del Pentágono debe estar funcionando a todo vapor, buscando algo que tenga efecto -aun un efecto pobre militarmente- que pueda recomponer el ánimo de los norteamericanos. ¿Qué ocurrirá ahora en el plano internacional? El último ciclo duro de la guerra fría se dio en los años 80, con conflictos regionales - en Nicaragua, en Irán, en Angola - , cuando había todavía empate nuclear. Por primera vez, los EEUU reinan solos como superpotencia y tienen dificultades para hacer uso de su fuerza. Puede hacerse todo con misiles nucleares, excepto sentarse encima. Ese desastre que los EEUU sufrieran puede llevar al endurecimiento de una situación internacional, fortaleciendo la tendencia ya existente en los EEUU de militarizar los conflictos. O puede llevar a una profunda reflexión que demuestre que ninguna paz es el resultado de la superioridad militar por grande que ésta sea. Emir Sader es sociólogo. ______________________________ 6.- Los hooligans están sueltos. ____________________________________________________________ Fin del mundo, invasión marciana, Godzilla, King Kong: el ataque al WTC imita a un film de catástrofe, de esto no hay dudas. El cine norteamericano ha ciertamente inspirado a los autores de esta barbaridad, inclusive por el mismo sentido del espectáculo, por el ritmo estudiado y preciso con que las escenas de horror se sucedieron. No voy a decir que dios es grande, sino que Spielberg es su profeta. La cuestión quizá sea otra. Se trata de saber si las profecías de Hollywood - la tan mentada "fábrica de sueños" - corresponden a algún deseo secreto de la sociedad norteamericana. No pretende hacer sicoanálisis barato, y es claro que ninguno quiere ver millares de inocentes sacrificados en nombre de no sé qué principio religioso o doctrina política. Pero un ataque brutal, simultáneo, imprevisto, cobarde, sin declaración de guerra, fruto de la más elemental estupidez, funciona perfectamente para que el inmenso potencial bélico americano ahora pueda ser empleado sin los supuestos buenos modales de país civilizado. Somos buenos, justos, liberales, OK, pero Uds. se pasaron de la raya y ahora van a tener lo que se merecen: éste es básicamente el argumento de todo film norteamericano. El problema es que, hasta ahora, los incontables bombardeos y actos de terror protagonizados por los EEUU tenían adversarios remotos, distancias justificativas. ¿Cuántos millares de niños murieron en los bombardeos a Irak? ¿Cuántos civiles fueron asesinados por "fallas técnicas" en los ataques a Serbia? ¿Cómo puede condenarse el terrorismo después de haber utilizado el napalm en Vietnam? Para no hablar de Hiroshima y Nagasaki. Con el ataque al WTC y al Pentágono, las cosas se hacen menos complicadas. El foco narrativo gana nitidez: es el momento de que John Wayne entre en escena, y él no necesita dar muchas explicaciones sobre geopolítica, no tiene que perder el tiempo exponiendo los intrincados problemas de los Balcanes o de Oriente Medio. ¿Ataque terrorista? No sé si es bueno este término. Una cosa es la acción de un grupo extremista contra un Estado constituido - las bombas de la ETA, por ejemplo. Otra cosa es un enfrentamiento internacional que, en vez del tradicional choque entre ejércitos, se expresa por una alternancia de atentados bárbaros sobre la población civil. La autoría del último atentado es desconocida, pero no hay duda sobre las fuerzas que están en guerra. Una guerra discontinua, anónima, de tipo viral, pero guerra al fin. Si me preguntaran, es claro que prefiero Bush a bin Laden, los republicanos a los talibanes. Pero no es obligatorio pensar si es mejor bombardear Manhattan o destruir Kabul. Leo el discurso de Bush. "Los EEUU fueron el blanco de los ataques porque somos la más resplandeciente llama de la libertad y de las oportunidades en el mundo. Nadie impedirá que esa luz siga brillando." Es un poco fundamentalista para mi gusto, y esa llama de la libertad ya mató demasiada gente. Un ensayista que respeto mucho, el portugués Eduardo Lourenço, declara que las dos torres destruidas "eran un símbolo de la fuerza económica y de la potencia política de los EEUU, pero también un patrimonio de la cultura occidental del siglo 20, un marco de la cultura moderna". ¿Patrimonio de la cultura moderna? No lo sabía. Como todos, vi con estupefacción la escena de niños y adultos palestinos conmemorando el asesinato con banderas y bocinazos, como si fuera una victoria de fútbol. Actitud detestable la de estos palestinos, pero no es suficiente para que sean bombardeados. Lamento las víctimas norteamericanas, no que el Pentágono haya sido alcanzado por un avión. Uno de los niños aparece en el video con la camiseta de la selección brasileña. Esto no viene mucho al caso, sólo observaré que no hay por qué adoptar un clima de torcida, mucho menos cuando los hooligans están sueltos. Marcelo Coelho Columnista de la Folha de Sao Paulo. _______________________________________________ nettime-lat mailing list nettime-lat@nettime.org http://www.nettime.org/cgi-bin/mailman/listinfo/nettime-lat