Raul yepez on Tue, 29 Jul 2003 16:47:24 +0200 (CEST)


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[nettime-lat] Algo feo se cocina con el agua



Algo feo se cocina con el agua

Cecilia Chérrez
Quincenario Tintají. Ecuador, julio del 2003.



¿Qué buscan las grandes instituciones internacionales como las Naciones 
Unidas y el Banco Mundial al repetir con insistencia que el agua será cada 
vez más escasa y que las guerras de este siglo serán a causa del agua? 
Veamos dos ejemplos recientes. El lema de la celebración del día del 
ambiente, este 5 de junio, promovido por el Programa de las Naciones Unidas 
para el Medio Ambiente (PNUMA) fue textualmente "Dos millones de personas 
están muriendo por el agua". Un poco antes, en marzo, cuando se celebró el 
III Foro Mundial del Agua en Kioto, se utilizó hasta la saciedad la 
espeluznante cifra de que para el 2025 dos tercios de la población mundial 
deberán enfrentar déficit de agua limpia.
Para que no quede duda de por dónde van las responsabilidades, se nos 
recuerda que entre 1940 y 1990 la población del mundo creció de 2.300 
millones a 5.300 millones de personas, mientras el uso de agua se elevó 
cuatro veces.

Lo cierto es que las corporaciones transnacionales del agua están 
aprovechando muy bien la escasez del líquido vital para empujar una de las 
más perversas privatizaciones. La estrategia consiste es garantizar la 
provisión de agua para quien pueda pagar por ella, con el argumento de que 
el precio debe reflejar la escasez, y el costo de las inversiones para su 
distribución.

Política de recuperación de costos es el nombre con que se quiere desmoronar 
el derecho fundamental -irrenunciable- de la población al agua. Si corremos 
el velo de las cifras globales sobre el consumo de agua, en Estados Unidos. 
un habitante promedio consume cada año 2.300 metros cúbicos; la Unión 
Europea (UE) más Japón consumen en promedio 900 metros cúbicos, según datos 
calculados en base al uso doméstico y consumo diario de productos 
industriales cuyo procesamiento demanda agua (papel, plásticos, alimentos, 
electricidad, refrigeración). En India, en cambio, el 93 por ciento del agua 
que se utiliza es destinada para regar los campos y producir alimentos.

Agüita para Coca Cola

Una gran cantidad de agua dulce se destina a fines industriales. Las de 
mayor demanda son industrias como la Coca Cola, la minería metálica, la 
agroindustria, las plantaciones forestales, entre otras. Algunas de éstas y 
otras actividades de extracción a gran escala están entre las más 
contaminantes. Un ejemplo es el petróleo, que en las provincias de Sucumbíos 
y Orellana, con 30 años de extracción petrolera encima, les ha dejado sin 
fuentes de agua limpia confiables, ni subterráneas ni superficiales. Por 
cada barril de petróleo extraído se ha vertido a los ríos un barril de "agua 
de formación", que tiene un alto contenido de metales pesados y sustancias 
radioactivas, y es 6 veces más salina que el mar. Si se considera que 77 
millones de barriles de petróleo se consumen cada día a nivel mundial, al 
menos igual número de barriles de agua de formación se vierten a los cuerpos 
de agua por día.

Las nuevas políticas de agua ni se orientan a frenar el despilfarro ni 
condenan la contaminación. Según la Guía para la Gestión de Recursos 
Hídricos, presentada por Global Water Partnership en febrero del 2003, 
quienes contaminan "pueden obtener el derecho de comprar y vender cuotas 
para sus emisiones", o sea comprar el derecho a contaminar.

Según un estudio del Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos, 
con ayuda del Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericanos de Desarrollo 
(BID) se avanza hacia la privatización del agua. Entre 1990 y 1995 el BM dio 
21 préstamos a países subdesarrollados en los que condicionaba la entrega 
del dinero a la privatización del agua. Entre 1996 y 2002 el número aumentó 
a 61.

El BID privatiza en Guayaquil

En julio de 1997 Ecuador se endeudó con el BID en 40 millones de dólares 
para sentar las bases de la privatización del agua de Guayaquil, con la que 
se beneficiaría la empresa Interagua, subsidiaria de International Water 
Group of Netherlands o Bechtel, responsable de la "guerra del agua" en 
Bolivia y que recibió enormes beneficios de la invasión de Estados Unidos e 
Inglaterra a Irak.

El segundo paso privatizador se dio el 24 de enero de 2003, cuando 
Interagua/Bechtel pidió al BID un préstamo de 40-50 millones, poniendo al 
estado de garante. Como el total requerido para el período 2002-2006 es de 
146 millones, la empresa prevé completar lo que falta con un auspicio aún 
sin definir, y los flujos de caja, es decir el ingreso por planillas. Si la 
gente de Guayaquil se resiste a pagar, Interagua no tendrá cómo responder al 
proyecto porque no cuenta con capital significativo propio. Lo mismo hizo en 
Cochabamba. Con el nombre de Aguas del Tunari, Bechtel operó sin invertir 
sus propios fondos y se respaldó en el mismo membrete jurídico, registrado 
en Holanda.

No hay que olvidar que la Ley Trole 2, aprobada hace algunos años, contiene 
reformas a la Ley de Modernización y a la Ley Especial del Cedegé (Comisión 
de Estudios para el Desarrollo de la Cuenca del Guayas), en las que se 
acepta que el agua potable y de riego sean entregadas al sector privado. Un 
año más tarde, el sector campesino de Pedro Carbo, Isidro Ayora y Lomas de 
Sargentillo tuvo que frenar con una movilización de 3000 personas el intento 
de Cedegé de iniciar el proyecto de riego Villao que obligaría a pagar por 
el agua cerca de mil dólares por hectárea al año y 6.274 dólares por el 
costo de la infraestructura.

Global Water Partnership impulsa los mercados de agua superficial y 
subterránea, la transferencia del agua (desde los usos de menor valor a los 
de mayor valor o rentabilidad), las subastas públicas ofreciendo agua al 
mejor postor. Además considera que "las reformas impopulares pero 
necesarias, como el aumento de tarifas, recoger cuentas no pagadas, reducir 
la fuerza laboral, es un motivo político para el involucramiento creciente 
del sector privado de gran tamaño y/o internacional, en vez de ser 
realizadas por políticos".

¡Rompe el medidor!

La política de recuperación de costos ya ha tenido nefastas consecuencias. 
En Cochabamba, después que la distribución del agua fue concesionada a 
Bechtel, la tarifa mensual de agua subió 400 por ciento, de 5 a 20 dólares, 
para el sector obrero. Esos 15 dólares de diferencia suponían la comida de 
una familia durante una semana y media. Bechtel, la empresa de agua más 
grande de Estados Unidos, tuvo que salir de Bolivia en 2002, pero demandó 
por 25 millones de dólares a Cochabamba por las ganancias que dejó de 
percibir. Un año y medio después, tras la invasión a Irak, el gobierno de 
George W. Bush le otorgó como premio consuelo un contrato de 680 millones de 
dólares para participar de la rentable "reconstrucción" de ese país. En el 
directorio de Bechtel está George Schultz, que fue Secretario de Estado en 
el tiempo de Ronald Reagan, y acaba de ser jefe del Comité para la 
Liberación de Irak. La reacción europea a esto fue reveladora. El 
comisionado de relaciones exteriores de la UE, Chris Patten, dijo que "sería 
muy torpe" que Estados Unidos se quede con los contratos jugosos en Irak. 
Por ejemplo, Bechtel debería dar a la británica Thames Water la posibilidad 
de intervenir en contratos de alcantarillado.

En Sudáfrica, la política de recuperación de costos significó la imposición 
del sistema de pre-pago forzando en el año 2000 a que la población prefiera 
obtener el agua de ríos cercanos, lo que provocó la muerte de 300 personas y 
que más de 1.200 se infecten de cólera. Desde 1996, más de 10 millones de 
sudafricanos han perdido su acceso al agua como consecuencia de la 
privatización, que hizo subir las tarifas un 600 por ciento.

La mayor reserva mundial de agua dulce, el acuífero guaraní, en Brasil y 
Paraguay, ya comienza a ser privatizado, de acuerdo a información del 
brasileño Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra. Nestlé ya 
compró parte de las fuentes, mientras Coca Cola se mueve en Paraguay. El ex 
presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso entregó al Banco Mundial la 
coordinación de los estudios sobre el acuífero Guaraní, con el detalle de 
que la información no quedó a disposición del gobierno ni de los ciudadanos 
de Brasil. Algo muy feo se cocina con el agua. Los inversionistas quieren 
burlar el derecho fundamental de la humanidad al acceso a este líquido 
vital, convirtiéndolo en una mercancía funcional al mercado y la 
rentabilidad. Pero las corporaciones se chocarán con una resistencia 
semejante a la de Cochabamba, y de quienes están en el ánimo del joven que 
tomó una brocha en Sudáfrica y escribió en las paredes "¡Rompe el medidor, 
disfruta del agua!". En Ecuador no debe ser diferente.

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