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La máquina, preguntando sin parar al sufrido visitante

Lozano-Hemmer indaga con las palabras en la bienal de La Habana
El artista estrena la instalación interactiva '33 preguntas por minuto'
R. Bosco / S. Caldana
http://www.elpais.es/c/d/20001207/ocio/ocio01.htm

El proyecto '33 preguntas por minuto', del mexicano Rafael Lozano-Hemmer,
tiene una interfaz interactiva alimentada por 21 micropantallas de cristal
líquido que están conectadas a un programa de ordenador que combina palabras
por medio de reglas gramaticales y genera así 16.000 millones de preguntas,
a una velocidad de 33 por minuto. El proyecto se muestra en la séptima
bienal de La Habana hasta el 5 de enero.


"El programa sabe conjugar verbos, respetar el género de los sustantivos y
añadir adverbios, y contiene un gran banco de datos con la mayoría de las
palabras del Diccionario de la Real Academia Española. Cada pregunta es
única y nunca se repite" explica Lozano-Hemmer, un artista
mexicano-canadiense afincado en Madrid.


El público también puede introducir sus preguntas o comentarios en el flujo
de cuestiones automáticas, y su participación se refleja inmediatamente en
las pantallas. 


"En la idea original estaba previsto que las contribuciones de la gente
aparecieran inmediatamente en una página web. Sin embargo, el centro de arte
no pudo conseguir una conexión a Internet. Por tanto, el sistema está
grabando todas las participaciones para su posterior traslado a la red. Éste
se hará el 17 de enero porque desde 1963, según el artista francés Robert
Filliou, ese día es el cumpleaños del arte", precisa Lozano-Hemmer.



Los textos del público aparecen en el flujo de preguntas automáticas de
forma anónima, de modo que es imposible determinar qué pregunta fue generada
por el ordenador y cuál por un participante. Este camuflaje permite a los
participantes introducir textos comprometedores que normalmente no
difundirían. 


El hecho de poder ocultar la identidad "resulta particularmente interesante
ya que en Cuba, como en cualquier otro país, la pantalla es el soporte que
articula el poder y por el que se expresan los intereses de las élites",
afirma el artista. 


El efecto de la pieza es desestabilizador por su velocidad, que impide
cualquier respuesta racional. "33 preguntas por minuto constituye el umbral
para que podamos leer y comprender una pregunta; sin embargo, no deja
espacio para la reflexión; lo que significa que el acceso a la información
no nos hace necesariamente más libres, ya que la saturación de datos
debilita nuestra capacidad de respuesta" dice Lozano-Hemmer.


El creador decidió para este proyecto realizar una intervención mínima en el
edificio que alberga la bienal, para así poder generar una relación de más
intimidad con las pantallas.


En esta obra, la quinta de la serie de arquitectura relacional -un término
que el artista acuñó para denominar las reuniones interactivas capaces de
transformar edificios, mediante interfaces tecnológicas-, Lozano-Hemmer
abandona la monumentalidad de sus obras más recientes. Un ejemplo de esta
megalomanía, es el Alzado vectorial, una instalación interactiva gigante
para la plaza del Zócalo de México Distrito Federal.


Esta experiencia queda reflejada en el libro Alzado vectorial, Arquitectura
relacional No. 4 (Conaculta y Ediciones San Jorge, México DF), que se
presentó la semana pasada en la capital mexicana.

nos vemos en el futuro.

ilich.

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